La pequeña gigante

Vino desde el mundo de los gigantes a iluminar nuestra oscura ciudad. Persiguió durante 3 días a un porfiado rinoceronte, que andaba por las calles furioso echando humo y baba causando desmanes en el centro de Santiago, que algunos inocentes (o giles, como prefieran) adjudicaron con frases de bronce al Transantiago. Tomó helado, durmió, se duchó, tomó niños en brazos, saludó, e hizo sus necesidades como cualquier niñita de 7 años, salvo por el hecho de que medía 7 metros de estatura. Un verdadero espectáculo el que montó la excelente compañía de teatro callejero francesa Royal de Luxe. Me sentí orgullosa de ser chilena (a pesar de todo lo que he alegado últimamente contra mi a veces odiado país) y de que esta prestigiosa compañía francesa nos haya elegido dentro de sus pocos destinos para montar esta preciosa obra. Fue espectacular ver en la calle a niños, padres que disfrutaban como niños, jóvenes, gente que vino desde regiones... enfin, todo un país reunido en torno a la cultura. Un verdadero espectáculo, sobretodo para los niños, que preguntaban confundidos "¿porqué no está en el mundo de los gigantes?", "¿porqué no atrapa al rinoceronte?", "¿cuándo lo va a encontrar?", y sus padres, que persiguieron con fe al enorme rinoceronte de metal por todo Santiago.
Y la pequeña gigante, preciosa. Una niñita común y corriente, lejos de la imagen de "barbie" que erroneamente calificaron algunos periodistas; justamente la ternura que inspiraba reflejó todo lo contrario.